Artistas???

Hoy he tenido una reunión familiar.

He de puntualizar que una importante parte de mi familia paterna tiene una marcada inclinación hacia las letras... Si bien algunos elementos se pasan un poco de la raya.

Estoy de un mal humor increíble, así que no me voy a molestar en joderme con un par de anécdotas que me han fastidiado la por lo demás divertida reunión.

Simplemente diré que ODIO a los que van de artistitos por la vida. Me dan igual vuestras putas carreras, vuestros títulos y vuestra gilipollez extrema.

Ah, y los que pintan las guarderías no son los arquitectos.

Son los que hacen módulos como el mío.

Y por cierto, yo ya tengo una carrera, cosa que algunos no. Y no tenéis ni puta idea de lo que significa compaginar mi trabajo en el maravilloso mundo de la consultoría financiera con ir a clase por las noches y hacer los deberes los fines de semana sin salir de casa, para luego encima tener que aguantar vuestras gilipolleces, vuestras malas caras y vuestras miradas de "pobrecita, la pobre..."

Y he de decir a algunos que puede que hagan una perspectiva mejor que yo. Sólo falta que seas arquitecto y no sepas hacer perspectivas. Pero ni de coña dibujas mejor que yo.

Un día que esté menos en caliente explicaré claramente las razones por las que odio a muerte a los jóvenes artistas de hoy.

De cócteles y botánica

No pensaba actualizar hoy, estoy redactando un estudio para mi trabajo y tengo que emplear mis reducidas dotes literarias para dicho fin... Pero es que hoy me ha ocurrido algo que merece un cambio de planes.

Hoy he ido con Luisín el de la Encarni a comer a un restaurante japonés que se encuentra cerca de mi oficina. Somos fanáticos de la comida japonesa, y pese a que el menú en ese restaurante sea caro, merece la pena.

El caso es que estabamos comiendo en nuestra pequeña mesa de dos cuando de pronto y sin previo aviso los camareros ocupan la mesa de al lado (también de dos) con una parejita bastante pintoresca. Él era una especie de parodia barata del personaje de Javier Cámara en Lex (de hecho era también calvito y con gafas) y ella era una chica portorriqueña.
No sé exactamente las circunstancias de aquel extraño emparejamiento (al fin y al cabo sólo les conozco de haber comido a su lado), pero a primera vista parecía que iban a trabajar juntos, o que él la estaba sacando por Madrid por compromiso. O que simplemente (y con más probabilidad) se la quería follar y punto.

Una de las mayores desgracias del ser humano, como muy sabiamente dice Felipe en un chiste de Mafalda, es que, al llevar siempre puestas las orejas, te expones a oír cosas sin que quieras hacerlo. Y éste fue nuestro drama hoy.
El tío que teníamos al lado, esa desgracia de ser humano, en un intento por lo demás ridículo de querer chuscarse a la portorriqueña, intentaba hacerse el interesante. Pero no intentaba hacerse el interesante de una forma... digamos no ridícula, tal vez dando a entender que era una persona leída o viajada (en el buen sentido), sino soltando perlitas como ésta: "Me encanta New York. La echo tanto de menos... Es una ciudad taaaaaan divertida..." o ésta: "Adoro San Francisco. Cuando estuve viviendo en Berkeley fui a un coctail-bar fantástico en el que me tomé un gin-tonic con pétalos de rosa... genial".

Lo verdaderamente triste de todo esto es que el pollo probablemente pensaba que estaba quedando como el puto amo (lo supongo porque cada vez hablaba en un tono de voz más alto), cuando lo más probable es que todo el mundo que tenía la desgracia de poder oírle, incluida la portorriqueña, pensaba que el pobrecillo era un absoluto y total gilipollas.

Hubo un momento en el que se acercó alguien a saludarle y se puso en pie, momento que aproveché para mirarle la cara. Sinceramente, con esa cara de tolai, por mucho que te esfuerces no puedes ir de guay por la vida. ¡Es que no puedes!
Cualquier cosa que digas, aunque sea la solución al conflicto de Oriente Medio o la fórmula de la vacuna contra el cáncer, va a quedar eclipsada por la sensación de que eres un imbécil total que transmite tu cara.

Llegó un punto en el que el nivel de gilipolleces que decía el pavo era tan sumamente alto que no pudimos menos que hablar de las ganas de matar y sacrificar gente que nos produce coincidir en algún sitio con gente como él. Incluso llegamos a decir cosas como "por favor, si alguna vez me vuelvo así... ¡¡SACRIFÍCAME A ODÍN!!".

Pero él no se daba por enterado.
Su necedad gafapástico-pijiwanka le había poseído.

Pamplinus de Hinoppia se ha reencarnado, hijos míos. Y ha vuelto cargadito de regalos.

The Ace of Spades

Quiero empezar la semana haciendo una pequeña reflexión. Muchas veces nos dicen que es posible dedicarse a vivir del mundo del arte (siendo dibujante, fotógrafo, modelo, etc.), pero que es muy difícil porque, entre otras cosas, hay mucha gente que quiere hacerlo, al igual que tú.

El otro día un profesor de mi escuela nos dio un ejercicio para hacer (un diseño de una portada de un DVD), y nos dijo esto: "no vayáis a este tipo de encargos con las orejas bajas, acojonados porque sois estudiantes. No cobréis menos por el hecho de ser estudiantes. Sois profesionales y os lo tenéis que creer".

Al principio me sorprendió, pero luego me di cuenta de que tiene toda la razón del mundo. ¿Se es menos profesional por ser estudiante?
¿Es que la mayoría de los trabajos considerados "de élite" no los hacen becarios y recién licenciados?
(Y os aseguro que esto es cierto).

Voy a deciros algo que es muy común a la cultura latina, sobre todo en España (y no me refiero sólo a las expresiones artísticas, sino a todo en general): Somos unos acomplejados.

Vamos por ahí lamentándonos de que vivimos en un país en el que no se aprecia ni se valora ningún tipo de expresión artística, algo que es indudablemente cierto. Se dice que en España no hay lugar para el arte. Que no hay talento.
Pero vivimos en un país que es la sede de dos de los diez mejores bancos del mundo. Y esto, pequeños, no es casualidad.

¿No es hora de cambiar?
¿No es hora de demostrar lo que valemos?

No nos acomplejemos. Valemos para esto. Parafraseando a Obama, "Yes we can"!

No hay que ir a las entrevistas de trabajo acojonado, pensando que te van a decir que tu trabajo o tu currículum es una puta mierda. Es posible que te lo digan, pero es posible que no. Incluso es posible que tu trabajo guste, aunque tu currículum sea una puta mierda. Hay que defender nuestro trabajo.
No se pierde nada por intentarlo.


Aunque sea cierto que en este tipo de trabajos (ahora sí me refiero a lo relacionado con el arte) hay un componente muy grande de azar y otro muy pequeño de talento, ¡¡defendamos el talento!!
Ya que el azar no depende de nosotros, al menos estemos seguros de que hemos hecho nuestros trabajos lo mejor que hemos podido o sabido.





Toca esforzarse. Yo ya lo estoy haciendo... ¡y no tenéis nada que hacer contra mí! ;)

PD: sí, ahora estoy de mucho mejor humor que hace unos meses *n_n*

Hola! Soy un Mac!

Jeje, mirad la maravillosa entrada sobre Mac en este blog nuevo de una persona a la que quiero un güevo!

Hola! Soy un Mac!